martes, 12 de octubre de 2010

Por convicción y vivencia ¡Soy Lactivista!

                                    Siempre podemos re-escribir la historia

Soy hija de la generación de la leche artificial, de la creencia que lo mejor era la fórmula y que no dar la teta no hacia daño ni al bebé ni a la mamá. Sin embargo, el sueño de mi madre era amantarme; la lactancia para ella era la imagen que resumía una maternidad ideal, pero cuando tenía 20 días de nacida se encontró con un pediatra que llegó a la conclusión que yo era muy pequeña, muy delgada y que por lo tanto la leche de mi madre no era suficiente alimento, llego a decirle que tenía "mala leche".

Mi mamá, con su recién estrenada maternidad y sus 23 años justos acató con fe intensa y en nombre del amor las indicaciones del médico, era preferible negar su sueño, su instinto en nombre de la "salud" de su hija. Le recetó, o mejor me recetó un complemento que entre sus ingredientes tenía leche condensada... pues si leche condensada a una bebé de 20 días. Mi mamá aún lo cuenta y se le quiebra la voz, me dio el primer tetero, el cual devoré y la siguiente vez que quiso ponerme a la teta, yo directamente escupí el pezón... no sabía a leche condensada! Llamó al pediatra y le dijo que suspendiera la lactancia porque era obvio que lo que yo necesitaba era fórmula y para que se iba a desgastar dándome algo que yo ni quería, ni necesitaba. Fin de la historia... sólo que siempre fui bajita y muy delgada de niña.

Es obvio que a mi me faltó teta y todo lo que viene con ella, vínculo, fusión, mirada, presencia, calor de mamá… es obvio que esa ausencia me dejó huella en algún lugar, posiblemente en varios. Y si, en principio no vamos a decir que estoy desequilibrada o terriblemente traumada... aunque nunca lo sabré, es imposible saber quien sería si hubiera tomado teta, pero lo cierto es que vacío si siento y cosa curiosa mi madre, en su maternidad también.

Estoy convencida, desde un lugar no racional e imposible de describir con palabras, que la primera que decidió amantar a libre demanda y prologandamente a Kyara fue esa bebé que a los 20 días le suspendieron el acceso a la fuente que cubría todas sus necesidades, esa bebé que de golpe pasó del calor de mamá al tetero sin necesitarlo. Primero estuvo eso y luego vino la decisión racional y aparecieron las ganas de leer e informarme. Por supuesto también estuvo Guido, convencido profundo y defensor total de la lactancia prolongada, compañero incondicional y amoroso de esta aventura; otro bebé que a los 6 meses le suspendieron la teta.

Ya son 2 años, 9 meses y 12 días (y seguimos contando) de lactancia prolongada y a demanda, de compartir un universo propio donde las leyes del tiempo y el espacio se suspenden para nosotras. Son 2 años, 9 meses y 12 días de darle a Kyara alimento físico y emocional, de entregarle amor, seguridad, confianza, de darle raíces y sostenerla en mi regazo mientras se prepara para volar. Y también son 2 años, 9 meses y 12 días en los que he podido nutrirme y sanarme, en los que he podido de alguna extraña manera deshacer el tiempo, encontrarme con esa bebé de 20 días y sentarla al calor de mi cuerpo.

3 comentarios:

  1. Me has hecho llorar, llorar y verme. Mi madre también cuenta siempre que a los 21 días dejó de amamantarme porque "le desprendí un pezón" (tendría grietas mal atendidas).

    Nací con dos vueltas de cordón en el cuello, y decidieron tenerme 24 horas separada de ella en una incubadora.

    Estoy segura, igual que tú, que la mujer que se ha realizado amamantando a su criatura, es esa misma niña angustiada, a la que he podido revivir gracias a este post.

    Gracias. Muchísimas gracias!!!

    Escribiré al respecto!!!

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  2. Qué alegría me ha dado encontrarte por aqui!!! Bienvenida! Creo que esto es lo maravilloso de esta tribu, nos vemos reflejadas, comprendidas, contenidas, encontramos respuestas y sobre todo preguntas que luego nos acompañan y nos ayudan a crecer... me ha pasado eso tantas veces con tus post, tantas veces que le he leido a alguien algo que has escrito para explicar lo que vivo y tantas otras que me los he leido para lograr entenderme! Gracias!! y me muero de ganas de leer ese nuevo post!!

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  3. Le he pedido a mi madre -que ahora está en Cuba- que me escriba el relato de su parto... Son cosas que ella me ha contado, pero quizás por escrito se explaye un poco más...

    Gracias, el placer es mutuo!!!

    Un abrazo!!!

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