lunes, 25 de octubre de 2010

Enseñándome a ser mamá




Observarlos y escucharlos esa es la clave.
Ayer fuimos a un restaurante y en un momento Kyara me pidió ir al baño. Una mamá estaba cambiándole el pañal a su bebé y el chiquito lloraba sin parar. Kyara mientras hacía pis, nos lavábamos las manos y nos secábamos estaba atenta al llanto del bebé. Cuando nos íbamos se acerco hasta él y se quedo mirándolo. Finalmente la madre miró a Kyara y le dijo a su bebé: mira como te mira la nena, no te da vergüenza? Y luego miró a Kyara y le dijo: dile ¡basta bebé, no llores más! Kyara muy seria me miró y me dijo: Basta no mami, el bebé está triste y quiere mamá.

Cuánto me queda aún por aprender de ti hija! Cuántas veces habré dicho basta cuando tu sólo necesitabas mamá?
No es verdad que los niños no traen instrucciones para criarlos, ellos son las instrucciones.


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No es personal!!


Que a esta alturas  El Mundo en vez de rectificar su “reportaje” (en mi opinión más un anuncio publicitario o una columna de opinión) redoble su apuesta con este nuevo artículo “El cuento de la madre y la vaca lechera es tabú”, habla ya de una falta de conciencia más que importante, además de unos intereses bien manejados y seguramente de carácter económico y de ninguna forma altruistas. Por que el cuento que están hablando a favor de las “pobres madres” que se sienten culpables por no querer dar el pecho o de las "pobres sumisas y abnegadas" que damos el pecho por neomachistas y retrógradas,  no me lo creo ni ahí. Si quieren hablar en nombre de los “débiles” hablen a favor de los bebés, que entre adultos afortunadamente todos hablamos y ya sabemos hacernos escuchar.

Sin embargo tal y como le comenté en un post anterior, me quedo con un sabor amargo y no por la falta de información, la tergiversación, la visión sesgada y claramente interesada (que ya en si es bastante), sino por la polarización que este tipo de “artículos” tiende a generar. Se convierte en una lucha de individualidades y de “buenos” contra “malos”, donde perdemos (valga la pena redundar) los individuos y ganan las estructuras políticas, económicas y sociales. Donde cedemos la lucha por la libertad y por nuestros derechos (lo que incluye el acceso a la información veraz y el acompañamiento necesario para la toma de decisiones responsable) a favor del ego!
Por encima de lo que quieren hacernos creer, ser lactivista no es parte de una oscura intención de construir la Dictadura de la Teta (todas amamantando hasta el destete natural). Es el camino que hemos encontrado muchas madres y familias para manifestar nuestra postura y ejercer nuestro legítimo derecho a elegir sin presiones económicas, sociales y políticas (que las hay y muchas) y a que en el entorno de lo público se hable con veracidad. No es gratuito  para nada, que se generen movimientos de este tipo, porque de historias de mujeres que han sido mal informadas, maltratadas, des-estimuladas o limitadas en su lactancia está lleno el mundo, mi madre es una de ellas. Eso sin hablar de aquellas que son arrestadas por hacerlo o de a las que “amablemente” les piden que se dirijan al baño más cercano para alimentar a su criatura.

Por eso hoy hago eco y apoyo esta maravillosa respuesta publicada en Me indigna que “El Mundo” haga este ataque a la lactancia materna y la comparto aquí:

Señores de El Mundo:
Sabemos que nos leen. Sabemos lo difícil que es criar. Por supuesto, no criticamos a las madres que dan biberón. Ni siquiera nos indigna que nos critiquen por dar pecho. A eso ya estamos más que acostumbradas. 
Lo que sí nos indigna es que “¿profesionales?” de la información tergiversen la realidad descaradamente en contra de la lactancia materna. Que lo hagan desde su posición de poder. Que lo intenten convertir en ideología. Y, sobre todo, que lo planteen como una guerra de mujeres.
No señores, no. La guerra no es entre nosotras. Es contra el sistema. Queremos poder decidir. Unas y otras. Pero para poder hacerlo, necesitamos información veraz, apoyo y respeto. Lo que ustedes no han demostrado todavía. 

jueves, 21 de octubre de 2010

Criar para la desobediencia



¡A mis padres, eternos desobedientes!

En nombre del amor (es por tu bien), el sentido común (si todos lo hacen, si siempre se ha hecho así...) y la obediencia  (porque yo lo digo!) se comenten los peores crímenes.

Soy de la llamadas madre blandas, de esas que estamos criando un pequeño monstruo sin límites, egoísta, malcriado y anárquico! Uno que además se siente amado y contenido...pero esa es otra historia... en definitiva lo que yo estoy criando es una bomba atómica! ¿Todo por qué? Porque de corazón creo ( aunque no siempre logro practicarlo) que límites no es igual a órdenes (y por cierto para límites ya tiene bastantes con los naturales), que expresar las emociones es sano y la hipocresía enferma y sobre todo que: Estate quieta, no toques, responde cuando se te habla, calla cuando yo lo digo, no te ensucies, pórtate bien y la consabida ¡Por qué yo lo digo! son normas diseñadas para que yo como adulta no pierda mi zona de confort y ella como niña esté bajo control. Parece que dictar normas es el premio, el privilegio que hemos ganado por haber sobrevivido al autoritarismo de nuestra infancia.

Las estructuras sociales que hemos creado responden en la mayoría de casos a un orden militar; a una visión de oprimidos y opresores, de vencedores y vencidos y cada ser humano como un campo de batalla. Lo social lo manejamos desde la prohibición, el miedo, la amenaza, el control y la sumisión. Por supuesto la familia y la escuela como entes fundadores del orden social no se quedan atrás (más bien son pioneros).

Desde pequeños les decimos y les enseñamos que otros saben lo que es mejor para ellos, que aunque eso vaya en contra de sus necesidades y deseos otros pensamos por ellos mejor que ellos mismos y que el único lugar posible de habitar es la obediencia. ¿Cuántas veces al día escucho en otro, pienso y digo, reglas, normas que no están hechas para que tú (crezcas, estés contenido y protegido...) sino para que yo (no me haga cargo, no me esfuerce, no me cuestione...)?

Lo más peligroso es que nuestro niños con su infinito amor y su credibilidad en nosotros van amoldándose, perdiendo la voz de sus instinto; aprenden  a mirarse en nuestros deseos y expectativas,  en nuestros miedos y fracasos; se hacen buenos y malos chicos solo para darnos la razón, para que podamos seguir manteniendo la idea que lo que nosotros pensamos y sentimos por ellos es mucho mejor que los que ellos hacen por si mismos. Luego incluso tenemos la desfachatez de justificarnos con frases como: a mi me duele más que a ti!

Somos nosotros, como padres y maestros quienes les enseñamos el mundo en brazos de: no te pongas difícil, no me contestes, no se te ocurra desobedecerme. Somos nosotros quienes en primera instancia les enseñamos que lo más importante es que los adultos estemos contentos, cómodos, respetados en nuestros tiempos y necesidades y que ellos no son importantes ni amados sino en la medida que cumplen las normas establecidas y se manejen dentro de los límites del mundo que para ellos hemos creado. Les ponemos cosas tan absurdas como una campana para que les enseñe cuando deben salir al recreo y tener ganas de ir al baño y hambre y ganas de jugar y compartir con sus compañeros…Les enseñamos de un millón de formas distintas que para sobrevivir, ser amados y aceptados hay que ser obedientes (de adultos ya vendrá el desquite).

Es evidente que la obediencia es un lugar de comodidad y permanencia para quien la ejerce y un lugar de abandono, maltrato y mutilación para quien la vive. Pretende perpetuar un estilo de vida, una construcción del mundo que presupone y fomenta la existencia de jerarquías, de divisiones entre buenos y malos, mejores y peores. Es la obediencia la que sostiene es status quo, establece verticalidad, exclusión, competencia, polarización... todos estos sinónimos de violencia

¿Obediente ante quién? , ¿obediente para qué? me pregunto yo como responsable de este ser humano a quien hemos llamado Kyara,  porque no soy inocente y le debo a mi hija algo más que mirar para el costado. Cuando le enseño a obedecer, incluso en las pequeñas cosas , esas que supuestamente no tiene importancia le robo su felicidad, su libertad y autonomía y además, por encima de lo que crean muchos no es ante mí a quien responderá, ni a mi a quien conviene su obediencia sino a una sociedad que sigue discriminando, abandonando, maltratando, esclavizando, abusando.

Por eso, hago eco de la frase bandera de un importante movimiento colombiano "no parimos, ni criamos hijos e hijas para la guerra" y hoy  me lanzo a decir: yo no gesté, ni parí, ni voy a amamantar y criar para la obediencia. Así de paso me aseguro que no la educo para la guerra.


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Porque la vida es acción!

Me siento orgullosa! Más que orgullosa, me siento plena! Es maravilloso ver como somos una comunidad cuestionando, reflexionando y haciendo. Es enriquecedor leernos y ver como entre todos vamos aportando, construyendo y tejiendo un mundo distinto, una realidad posible que contenga los sueños y deseos que como madre y padres hemos ido gestando. Fui encontrando en cada post, en cada comentario un reflejo de mi misma, de mis certezas, convicciones y también de mis apuestas. Fui ampliando el pequeño universo de mis creencias e incluyendo en él la voz de todos ustedes, haciendo global algo hasta ahora particular e íntimo. Pasamos del terreno de lo privado al escenario de lo público. Gracias! Gracias por ayudarme a soñar que otro mundo es posible, por construirlo entre todos con nuestros pequeñas rebeldías cotidianas, nuestro amor, nuestros brazos y nuestra leche. Es increíble saber que somos muchos y somos fuertes!

De antemano pido disculpas si estoy dejando cosas fuera. Por favor si alguno sabe de algún otro post o acción que no está aqui, comuníquenmelo para así poder incluirlo y seguir creciendo!

Aquí les dejo la obra de todos!!

A cuestas con la vida: ¿Me está llamando vaca a mí?
Sonia y el camino hacia la madre consciente: Soy mamífera y Erre que Erre
De profesión mami: Mamis mamíferas 
El Parto es nuestro:  Buena leche de madres insumisas
Adivina cuanto te quiero: Vacas, cerdos, guerras y brujas
Grupo Maternal: Portada Vacuna
Los que vamos contra corriente: Otra que dice MUUUUUUUUUUU
Madre Tierra: Amamantar
Maternidad Continuum: ¿Madre o Vaca? ¿Hay que elegir?

Cartas y quejas:
Cartas al director de El Mundo: los textos pueden enviarse por correo electrónico a cartas.director@elmundo.es o por correo postal a la Avenida de San Luis, 25. 28033, Madrid. No excederán de 20 líneas y EL MUNDO se reserva el derecho a refundirlos. No se devolverán originales. Las cartas deben incluir el número del DNI y la dirección del remitente. EL MUNDO podrá dar contestación a las cartas dentro de la misma sección
Asociación de Prensa de Madrid, dirección en facebook.
Instituto de la Mujer, queja a contenidos sexistas. Se puede realizar la queja via formulario on-line o por teléfono.

Acciones:
Recogida de firmas respuesta reportaje “Madre o Vaca”. Una estupenda carta, rigurosamente documentada que rebate punto por el punto el artículo. La recogida de firmas se hace vía on-line.


Acciones relacionadas:
Manifiesto maternal de Jesusa Ricoy-Olariaga, también en facebook
Soy Lactivista de Ileana Medina Martínez

lunes, 18 de octubre de 2010

Pequeñas impunidades cotidianas

Ya se, este es el tercer post sobre este tema, primero estuvo La era de las mujeres que elegimos y luego vino Madre o vaca… o lo que es igual estás conmigo o contra mi, pero no podía quedarme de brazos cruzados, así que uniéndome a lo que otras madres ya han hecho acabo de escribir una carta al director de El Mundo (desafortunadamente la condición para esto es que la carta no exceda las 20 líneas).Les comparto:

Señor Director:

            Partamos de la base, estoy a favor de la libertad de prensa, siempre y cuando estemos hablando de un periodismo riguroso y veraz algo de lo que el artículo “La era de las Madres Vaca” publicado el 17 de octubre carece por completo.  Aquí estamos hablando más bien de una visión sesgada, prejuiciosa, excluyente y claramente discriminatoria, por lo que se queda en el terreno de las opiniones. Entonces, perfecto! También estoy a favor de la libertad de expresión pero que sea publicado como eso, una columna de opinión, o mejor aún un anuncio publicitario.

Empecemos por el título en la portada, “Madre o Vaca”; se da por hecho que unas somos madres y otras somos vacas y no hay que hacer un análisis muy profundo para concluir que las mamás dan biberón y las vacas damos la teta, ¿cómo se puede hacer eco de un planteamiento tan sesgado y polarizador?

¿Tengo que creer que este artículo esta a favor de las mujeres, que defiende nuestros derechos, cuando es en realidad un artículo machista, que parte de la idea que las mujeres somos tontas? Si no, ¿cómo se supone que creamos que la lactancia materna está apoyada solamente para que les dejemos el campo laboral libre a los hombres? Lo que no se puede creer es que a estas alturas sigamos siendo tan arrogantes y soberbios como para creer que es mejor algo artificial (que solo intenta "recrear" lo natural), y que además la decisión conciente de muchas mujeres se quede en el terreno de la sumisión.

Para terminar, le dejo una inquietud, porque será que en materia de los especialistas citados, la mujeres hablan en contra de la lactancia y es el hombre quien habla a favor… muy conveniente no le parece?

Cordialmente,
Violeta Osorio Ramírez
Madre lactante, actriz


Invito a todos aquellos que están en desacuerdo con este artículo que manifiesten su postura, de esta manera vamos limitando “las pequeñas impunidades cotidianas”. Tomo prestado de Ileana de Tenemos Tetas las indicaciones: Cartas al director de El Mundo: Los textos pueden enviarse por correo electrónico a cartas.director@elmundo.es o por correo postal a la Avenida de San Luis, 25. 28033, Madrid. No excederán de 20 líneas y EL MUNDO se reserva el derecho a refundirlos. No se devolverán originales. Las cartas deben incluir el número del DNI y la dirección del remitente. EL MUNDO podrá dar contestación a las cartas dentro de la misma sección.


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Madre o vaca... o lo que es igual estás conmigo o contra mí

En mi anterior post planteé aquello impulsivo que me vino con la lectura de este artículo.  Ahora me van cayendo más fichas que quiero compartir.

Con este artículo no solo fomentan la desinformación, la parcialidad, los prejuicios y la discriminación, sino que además, y lo que es a mi juicio más peligroso, nos siguen dividiendo, profundizan la dualidad entre los "malos" y los "buenos", en este caso refiriéndose a las madres, pero que tiene efectos en todos los órdenes de la vida y las relaciones y que además es una brecha que es insalvable.

Y yo me pregunto, ¿a quienes creemos que fortalece y conviene esta división? a nosotras, a nuestros hijos seguro que no.

Cuando yo digo que defiendo la Lactancia Materna no se lo digo aquellas madres que han decidido no amantar, se lo digo al estado, a la sociedad que no nos garantiza (ni a mi hija, ni a mi, ni a mi esposo) el acceso a nuestro derecho. Se lo digo a un sistema que me excluye o me discrimina por nuestra elección. Se lo digo también aquellas instituciones que siguiendo fines políticos y económicos  desestimulan, impiden o limitan el acceso a la lactancia a todos aquellos que así lo desean.

No me considero peor o mejor madre en relación a nadie, soy la madre de Kyara y con eso me basta. Yo no elijo en función de ser la mejor sino de aquello que considero es lo mejor para nosotros como familia, teniendo en cuenta no solo nuestra historia y nuestro presente sino el mundo que queremos construir

Es absurdo querer poner bandos donde no los hay, es ridículo que el centro de la discusión sea si nosotros los adultos somos mejores y peores y a ver quien sale con el ego más fortalecido… pero es que nos hemos olvidado de lo más importante? Aquí estamos hablando sobre crianza y por ende de niños  Cada uno tiene que elegir las alternativas que le son más propias para alcanzar un fin (ojo el fin nunca justifica los medios). Toda forma de crianza y educación se sustenta de manera más o menos explícita en una visión sobre el niño y la sociedad. Si en eso estamos de acuerdo (amor, respeto, paz, libertad…) porque entonces no nos unimos alrededor de aquello que verdaderamente nos nuclea, nuestros hijos y nuestra maternidad… ah! Se me olvidaba, porque así no somos funcionales.


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La era de las mujeres que eligimos!


Desde el viernes estuve sin Internet, hoy cuando por fin pude conectarme me encontré con que el domingo el Diario el Mundo de España en su magazine dominical escribió un artículo titulado “La era de las madres vaca”  (de lectura obligatoria). Obvio, también me encontré con todo el debate que afortunadamente este artículo generó y seguro seguirá generando

De entrada sin ir más lejos y sin tomarme mucho tiempo para pensar como quiero manifestar mi indignación me surge compartirles esto:

Hace unos meses en un rapto de emoción y amor por la vida le escribí esto a Kyara
“Hoy, mientras escuchábamos y bailábamos algunas canciones me di cuenta que detrás de nosotros hay tanta gente, tantos hombres y mujeres, entre ellos tus abuelos y abuelas, tus bisabuelos y bisabuelas y toda esa línea, esa estirpe que ya se pierde en la memoria, que han luchado por su libertad y su felicidad de la mejor y de la peor manera, pero que han incluso dado la vida por ello. Y entonces sentí que en nombre de esos hombres y esas mujeres en nombre de sus historias y sus luchas y en nombre también de las vidas de tu padre y la mía tengo que decirte y hasta exigirte: hónralas hija! Hónralas con tu alegría, hónralas  haciendo uso de tu libertad, aunque sientas que es grande o pequeña, aunque creas que otros tienen más y otros tienen menos y no es justo. La lealtad que nos debes hija es tu felicidad y tu libertad, tómalas con fuerza y esgrímelas como una bandera!”

Pues hoy siento que tengo que ser coherente con ese pedido y reclamar el derecho que heredé de la lucha feminista: Elegir libremente, decidir aquello que quiero para mí sin ser por eso tachada, discriminada, excluida. Nuestras abuelas, nuestras madres lucharon por su incorporación e igualdad laboral y académica, pero esas para mi son reivindicaciones circunstanciales, producto de un contexto social,  político y económico determinado. Para mi, la verdadera lucha que dieron y cuya bandera hoy esgrimo es el derecho a decidir! El derecho a que mis decisiones personales y familiares no sean un campo de batalla económico y político, sin  ser respetadas en su necesidad de intimidad

No estoy dispuesta a renunciar a lo que me pide el cuerpo, por animal e irracional que esto sea, mucho menos estoy dispuesta a renunciar a lo que me dicta el amor y la convicción por incómodo y poco funcional que esto sea. Y a quien el cuerpo, el corazón y la convicción le dicten otra cosa ¡FELICITACIONES! Enhorabuena si fue una decisión libre y consciente!

Por otro lado, lo siento, pero no soy una cifra. Mi hija, mi familia, mi vida no son una estadística, mucho menos para apoyar intereses que nos empobrecen comos eres humanos y nos restringen la libertad. Para quien le interese somos una vivencia, una experiencia producto de las decisiones que hemos tomado y construido y desde ahí somos un libro abierto

Y para concluir, si para este diario ser mamá significa dar biberón y ser vaca dar la teta; si ser mamá implica negarnos a mi hija y a mi la teta, entonces si! Soy 100% vaca!


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viernes, 15 de octubre de 2010

Comprando amor

El vacío que tengo adentro no lo puedo explicar, es como si me estuvieran estrujando, revolviendo, desgarrando… supongo que son las sensaciones de la niña angustiada que fui y de la madre que ahora sostiene en brazos a su nena. Justo ahora, mientras pasa este vendal interno, la tengo acunada en mi regazo tomando teta y no puedo otra cosa que aferrarla fuerte, abrazarla, llenarla del amor que este mundo no sabrá prodigarle, mimarla casi compulsivamente, por este miedo visceral que me da la sociedad que hemos construido y en donde Kyara tendrá que desenvolverse.

Leyendo un maravilloso post de Ileana de Tenemos Tetas, ¿Qué es el instinto maternal? (por favor no se queden sin leerlo) llegué a este producto (abajo les dejo el vídeo, las imágenes hablan por si solas). Lo último para cuidar, amar y contener a tu bebé, la seguridad total para evitar posibles traumas!.... es que me dan ganas de llorar, porque lo que es obvio, terriblemente obvio es que no somos ignorantes de la necesidades del los bebés, somos INDIFERENTES! somos INDOLENTES!! Ya se que es descubrir que el agua moja, pero cuando me encuentro con las pruebas de nuestras negligencia se me ponen los pelos de punta!

Para crear algo así, para vender algo así, para comprar algo así hay que ser conscientes de lo que los bebés necesitan, hay que saber, aunque sea en un recóndito lugar de nuestro cuerpo que los bebés no necesitan otra cosa que amor, calor, cuerpo, teta, contacto…sino no crearíamos sucedáneos para cubrir estas necesidades, no concebiríamos la molestia de malgastar tiempo, creatividad, recursos en inventar engendros robotizados que reproduzcan aquello que tenemos y somos naturalmente... pero obvio, no somos funcionales quedándonos en casa, eligiendo cuidar, mucho menos siendo conscientes que las necesidades de nuestros hijos se cubren con nuestro cuerpo, no somos funcionales si dejamos de anteponer nuestra necesidades adultas que nos impulsan a producir y sobre todo consumir (para llenar este vacío existencial producto de la falta de amor) por encima de nuestro hijos, no somos funcionales si aprendemos desde pequeños lo más importante: la felicidad, la seguridad, el bienestar, la “realización” no están en lo que consumimos, están en lo que somos y en la calidad de vínculos (empáticos, amorosos, contendores, motivadores) que construimos, cuyo desarrollo depende de ese primer vínculo, de ese básico y primario de esa fusión madre-hijo que nos da la vida.

Pero lo más peligroso es que nos están vendiendo, no solo un producto absurdo sino una imagen de la maternidad aparentemente atenta y cuidadosa, amantísima hasta decir basta (solo hay que ver la cara de enamoramiento y arrobamiento de la mujer del vídeo), un madre conciente de las necesidades de su criatura y que desde ese lugar compra y adquiere, asegurando así para su hijo el “mejor” futuro y para sí misma el silencio total de su instinto.

Lo siento, tengo un nudo en la garganta, no me salen las palabras…




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miércoles, 13 de octubre de 2010

La voz de la experiencia

Hace unos días en una reunión de amigos surgió el tema: el colegio o mejor, el sistema escolar, aparecieron apreciaciones desde la mirada de aquellos que fuimos, las aventuras y desventuras en la escuela y también el análisis que ahora adultos hacemos sobre estas experiencias  y el sistema escolar en general. Un pequeño paréntesis para contextualizar un poco, en esta familia estamos planteándonos seriamente educar a Kyara en casa, con todo lo que ese planteamiento significa… dudas, convicciones, inquietudes, proyectos; con lo cuál este es un poco mí tema en este momento.

Volviendo a la historia, cosa curiosa, mientras estuvimos en ese terreno estábamos todos de acuerdo: el colegio fue una mala experiencia, donde fuimos coartados y una larga lista de etcéteras, sin embargo a la pregunta de ¿y qué alternativas han pensado para sus hijos? La respuesta fue: “XXXX ya está matriculada en…”, “para MMMMM estamos viendo si en tal colegio o en tal otro”, “GGGG se levanta cada día diciendo que no quiere ir, jajaja”. Parecía que estuviera hablando con personas distintas; la crítica, el sabor amargo de la experiencia desapareció y en su lugar ya estaba instalado el “así lo hicieron conmigo” y “así funciona la vida” ¡Ahhhh! Me perdí.

Con calma, no creo que toooodos tengamos que plantearnos educar en casa, faltaba más, como tampoco todos tiene que amantar, ni criar en brazos, ni colechar... esas son decisiones que cada familia debe tomar, pero por favor qué sean elecciones responsables no solo seguir la corriente! Realmente me sorprende la discrepancia que se produce entre las vivencias personales y aquello que pensamos a la hora de llevarlo al terreno de la paternidad, digo yo, si odiaste el colegio, si el sistema escolar te parece que es malo, muy, muy malo, lo mínimo no sería preguntarte por alternativas? aunque luego no las tomes, pero por lo menos buscarlas, cuestionarse el como fuimos criados y educados. Y además, si fuera solo con este tema, vaya y pase, pero yo he visto actitudes de este tipo muy frecuentemente, solo para mencionar algunos tópicos: las promesas incumplidas, los castigos, la violencia física y verbal, la falta de atención y presencia, el maltrato, la humillación, amenazas, manipulaciones…

No digo, ni siquiera pienso que haya que ser perfectos,  ya se que la coherencia 100% no existe, de hecho muchas, muchísimas veces nos encontraremos (me encontraré y me he encontrado) repitiendo y andando el camino conocido aunque cuando estuvimos del otro lado nos hizo daño, pero ¿cómo puede ser posible que hagamos pasar a nuestros hijos (los seres más amados), sin siquiera cuestionarnos, por aquellas experiencias que nos marcaron con dolor y angustia? ¿No merecen a caso que por lo menos soñemos con un destino distinto para ellos?

Parece que con la maternidad/paternidad se produjera una ruptura profunda que silenciara y nos desconectara de la vivencia como hijos, como niños. Hay paradigmas incluso que se hacen incuestionables aunque nuestra experiencia haya sido traumática. Tenemos tanto miedo a equivocarnos (nada nuevo, somos la sociedad del miedo) y hay tanta presión social, tanta competencia en el terreno de la paternidad (el mío ya hace, el mío ya dice, a los 3 años, 3 meses y 3 días los niños ya tienen que...) y nos han enseñado tan poco a pensar y cuestionarnos, que preferimos estrangular al niño que fuimos y al padre/madre que hoy siente y cree desde el corazón para seguir lo que dicta la corriente, amoldándonos y sobre todo amoldando a nuestros hijos a lo que se espera de ellos, a lo deseable y mostrable, que no es otra cosa que ser obedientes, eficientes, adaptables, predecibles, funcionales. Con tristeza tengo que decir, que he encontrado con asombro que la paternidad es el ámbito más conservador que tenemos, he visto como varios contracorriente renuncian sin dudarlo cuando pisan este terreno. Es el espacio donde parece que más nos aferramos a lo conocido, a lo que otros dicen, a cómo ya se ha hecho y así perpetuamos generaciones donde la violencia, la competitividad, la exclusión y el vacío existencial son rasgos predominantes.

En vez de tomar la oportunidad que nuestros hijos nos traen  para cuestionarnos las construcciones que hemos hecho, las creencias que nos sostiene, los adultos que somos y el mundo en el que vivimos. En vez de asumir el riesgo y el reto de sumergirnos en el terremoto y dejar que la vida se abra paso para crearla y no solo repetirla; preferimos silenciar e invisibilizar a nuestros hijos y con ellos a nuestro instinto e historia y así atentamos contra dos vidas (la suya y la nuestra) y contra todo una sociedad posible.

No quiero decir con esto que crea que existan padres "buenos" o "malos" en función de las decisiones que toman, el error para mi, el grave error son las decisiones automáticas, las del miedo a vivir y cuestionarse. Más que por una "forma" de crianza, abogo por una crianza responsable y conciente, donde las decisiones sean tomadas desde lugares reflexivos, desde un cuestionamiento profundo y permanente del mundo que nos rodea y aquel que buscamos construir, desde la escucha en aquello que vivimos y sobre todo con la escucha, la mirada y el corazón puestos en nuestros hijos.

Un paréntesis más… tal vez al final llegue y lleguemos a la conclusión de escolarizar a Kyara, porque no estamos en condiciones de hacer los cambios que una educación en casa implicarían, tal vez, pero nuestro compromiso con ella es que será una decisión conciente y responsable, asumiendo los contras que vemos en ello, porque eso será lo que nos permitirá equilibrar y contener. Y la verdad por amor y respeto a Kyara espero tener el valor de cuestionarlo todo, sobre todo a mi.


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martes, 12 de octubre de 2010

Por convicción y vivencia ¡Soy Lactivista!

                                    Siempre podemos re-escribir la historia

Soy hija de la generación de la leche artificial, de la creencia que lo mejor era la fórmula y que no dar la teta no hacia daño ni al bebé ni a la mamá. Sin embargo, el sueño de mi madre era amantarme; la lactancia para ella era la imagen que resumía una maternidad ideal, pero cuando tenía 20 días de nacida se encontró con un pediatra que llegó a la conclusión que yo era muy pequeña, muy delgada y que por lo tanto la leche de mi madre no era suficiente alimento, llego a decirle que tenía "mala leche".

Mi mamá, con su recién estrenada maternidad y sus 23 años justos acató con fe intensa y en nombre del amor las indicaciones del médico, era preferible negar su sueño, su instinto en nombre de la "salud" de su hija. Le recetó, o mejor me recetó un complemento que entre sus ingredientes tenía leche condensada... pues si leche condensada a una bebé de 20 días. Mi mamá aún lo cuenta y se le quiebra la voz, me dio el primer tetero, el cual devoré y la siguiente vez que quiso ponerme a la teta, yo directamente escupí el pezón... no sabía a leche condensada! Llamó al pediatra y le dijo que suspendiera la lactancia porque era obvio que lo que yo necesitaba era fórmula y para que se iba a desgastar dándome algo que yo ni quería, ni necesitaba. Fin de la historia... sólo que siempre fui bajita y muy delgada de niña.

Es obvio que a mi me faltó teta y todo lo que viene con ella, vínculo, fusión, mirada, presencia, calor de mamá… es obvio que esa ausencia me dejó huella en algún lugar, posiblemente en varios. Y si, en principio no vamos a decir que estoy desequilibrada o terriblemente traumada... aunque nunca lo sabré, es imposible saber quien sería si hubiera tomado teta, pero lo cierto es que vacío si siento y cosa curiosa mi madre, en su maternidad también.

Estoy convencida, desde un lugar no racional e imposible de describir con palabras, que la primera que decidió amantar a libre demanda y prologandamente a Kyara fue esa bebé que a los 20 días le suspendieron el acceso a la fuente que cubría todas sus necesidades, esa bebé que de golpe pasó del calor de mamá al tetero sin necesitarlo. Primero estuvo eso y luego vino la decisión racional y aparecieron las ganas de leer e informarme. Por supuesto también estuvo Guido, convencido profundo y defensor total de la lactancia prolongada, compañero incondicional y amoroso de esta aventura; otro bebé que a los 6 meses le suspendieron la teta.

Ya son 2 años, 9 meses y 12 días (y seguimos contando) de lactancia prolongada y a demanda, de compartir un universo propio donde las leyes del tiempo y el espacio se suspenden para nosotras. Son 2 años, 9 meses y 12 días de darle a Kyara alimento físico y emocional, de entregarle amor, seguridad, confianza, de darle raíces y sostenerla en mi regazo mientras se prepara para volar. Y también son 2 años, 9 meses y 12 días en los que he podido nutrirme y sanarme, en los que he podido de alguna extraña manera deshacer el tiempo, encontrarme con esa bebé de 20 días y sentarla al calor de mi cuerpo.

jueves, 7 de octubre de 2010

Semana Internacional de la Crianza en Brazos

Desde ayer 6 de octubre hasta el 12 celebramos la semana internacional de la crianza en brazos, cuyo lema para este año es "feliz y seguro en tus brazos". Creo que esta frase lo resume todo.

Más allá de la celebración oficial a la que me uno por convicción, elección, vivencia y apoyo a la crianza natural. Esta semana también implica el festejo íntimo por todo aquello que he disfrutado, que hemos disfrutado con la crianza en brazos.

Para empezar, tengo que agradecerle a Guido el haber introducido el portabebés en nuestras vidas. El siempre lo tuvo claro, a Kyara la iba a llevar en cargador, no sabe muy bien de donde apareció el impulso y la seguridad, no lo leyó, ninguno de sus familiares o amigos lo usó, así que para mi fue simple instinto paterno, fue el estar tan conectado con Kyara, con sus necesidades, su existencia aún antes de nacer, lo que hizo que supiera sin lugar a dudas que el portabebés era el mejor lugar para ella. Tengo que confesarlo, yo hubiera utilizado el cochecito, sencillamente por falta de creatividad e información (esa manía de ir a favor de la corriente, de repetir lo que aprendimos...), pero el se preparó, consiguió 3 estilos distintos (bandolera sin anillas, mei-tai y fular), vió los videos, leyó instructivos y practicó!

Y nació Kyara y un día después nos estaban separando, porque tenía policitemia y yo lloré, lloré y lloré mientras se la llevaban y lloré, lloré y lloré mientras iba sola en una silla de ruedas a ver a mi bebé y lloré, lloré y lloré cuando la vi en esa camita de cristal sola. Pasamos 5 días, y aunque tuvimos "suerte", me dejaban amamantarla y tenerla en brazos todo el tiempo que estaba con ella ( 8 horas diarias); estar en casa sin Kyara, pasar las noches sin ella fue un dolor físico, un vacío enorme en el pecho, los brazos, el vientre que me dejaba casi sin aire y yo pensaba en ella, porque si para mi era lo que era, que soy la adulta, que puedo explicarme y hasta convencerme que es lo mejor, que Kyara lo necesita... si yo tenía todas esas herramientas y aún así me sentía rota y perdida, como estaría mi bebé, mi niña que estaba apenas descubriendo el mundo, que me necesitaba para hacer de él algo seguro, amoroso, confiable, ella que durante nueve meses estuvo en completa fusión y de golpe se vio sola en una cuna de cristal.

Fueron 5 días, 5 largos y eternos días, que no son nada en comparación a las historias de bebés prematuros, pero que para mi eran todo y seguro para Kyara también. Finalmente el 6 de enero le dieron el alta, desde el día anterior nos avisaron que al medio día podíamos llevarla con nosotros y todos nos preparamos.  Mi mamá y mi suegra se organizaron para hacer un almuerzo de bienvenida y procurarnos a Guido y a mi la mayor cantidad de tiempo junto a Kyara; yo recorrí la casa entera llenandola de amor para Kyara y Guido, con su enorme sabiduría de padre llevó el portabebés.

Cuando la tuve por primera vez en el cargador pegada a mi, de regreso a mi cuerpo, piel con piel, sintiendo su respiración y nuestro calor, dándole el latido de mi corazón, sentí que la herida empezaba a sanarse, que era posible recuperar el tiempo, deshacer el camino de la separción y fusionarnos de nuevo. Y así ha sido, nos reconocimos en esa unión, descubrimos juntas el mundo, compartimos su vida y mi vida en ese "estar en brazos". Hoy 2 años y 9 meses después de ese primer día la miro, nos miro y se que tenemos mucho por lo que decir gracias, gracias a papá por su sabiduría ancestral, gracias a mi cuerpo que ha sabido cargarla y gracias a los portabebés que lo han hecho cotidiano y posible.

Celebramos la crianza en brazos, por supuesto que lo hacemos, como familia, como madre, padre, hija. La celabramos desde el universo que hemos construido con Kyara en brazos, desde todas las salidas largas y cortas que hemos hecho con ella conociendo el mundo en la seguridad del abrazo, desde la cantidad de veces que trabajar, cocinar, arreglar comer, pasear ha sido posible en total unión y sobre todo desde la independecia que gana cada día construida en el amor de su dependencia.


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viernes, 1 de octubre de 2010

Nosotros, los importantes

Este video me llegó a través de Facebook, en él, si entiendo bien, se pretende evaluar la calidad del apego a partir de una prueba que llaman "Procedimiento de la situación extraña". La teoría del apego, formulada inicialmente por John Bowlby y Mary Ainsworth nos dice que para los niños menores de 3 años es perturbador e incluso puede producir una situación de miedo intenso separarse de su cuidador y ya a partir de los 3 años, si se ha construido un vínculo de apego fuerte y seguro, pueden sobrellevar mejor esa ausencia. Así que lo que se supone que intenta medir este instrumento es el tiempo que tarda en calmarse el bebé cuando aparece su figura de apego, entre más pronto lo haga mejor es la relación.  De hecho ciñéndonos a esa teoría podemos concluir que este niño ha recibido afecto, cuidado, contacto, amor, presencia, en fin su relación de apego es estupenda. Pero evaluemos con calma…

Yo puedo entender la teoría, claro que puedo, incluso puedo entender racionalmente el sentido de esta prueba, lo que no puedo entender es que sometamos a un niño a un dolor innecesario solo para hacer un estudio, me niego a entender y mucho menos a justificar que este nene tenga que pasar por esos "segundos" de angustia, eso a mi parecer es sencillamente cruel y nos demuestra una vez más que esta sociedad, este mundo esta pensado para nosotros “los señores adultos importantes”.

Porque vamos a ser honestos, esas cosas pasan, pasa que por algún motivo tienes que ausentarte por unos segundos o por un rato más largo, pasa que tu bebé te necesita y tu no puedes acudir con celeridad, pero en esos casos es porque no puedes, no porque no quieres y para mi someter a un niño a un estudio así, es no acudir a su llamado porque no quieres.

Si, seguro soy un poco radical o un poco mucho, pero es que no puedo seguir siendo cómplice de este tipo de lógicas que solo piensan en los adultos y ponen a los niños en función de nuestras necesidades y no al revés. ¿No tendría que ser suficiente con que nos expliquen estas teorías, las cuales no dudo son producto de observaciones de niños en situaciones cotidianas y por ende no fabricadas, es necesario hacer un  video sobre esto para que ahora si creamos en ellas, para poder hacer estadísticas y darle carácter de estudio serio y científico?

Lo que más me indigna es que es obvio que videos como este debe haber miles,  los estudiantes de pedagogía y psicología deben haber visto varios de estos durante su carrera y seguro que en congresos y seminarios también han sido expuestos, con lo cual miles de niños han tenido que pasar por estos "segundos" de dolor innecesarios para que nosotros los adultos "importantes" demostremos nuestras teorías y validemos nuestra ciencia, y aunque fuera este el único video que existe al respecto, cosa que dudo, aún así es indignante, cruel y doloroso. Igual tengo que decirlo, no creo que sea un padre cruel, ni una cuidadora cruel, ni un investigador/a cruel, creo que somos una sociedad cruel y que esto suceda, se permita y hasta se estudie habla de nosotros como sociedad no de ellos como individuos.

Por favor que baste con que nos cuenten las teorías, que eso sea suficiente para motivarnos a observar a nuestros niños y sacar nuestras propias conclusiones, pero no los usemos para evaluar, probar y demostrar, mucho menos a costa de su sufrimiento por pequeño o grande que este sea.



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